BAFICI 2010
COMPETENCIA INTERNACIONAL
Un pequeño resumen de los 19 films en Competencia que ya están en la página oficial del Bafici
AJAMI
de Yaron Shani y Scandar Copti
No es impropio decir que Ajami habla de un lugar, y que es el lugar el que hace nacer las historias que van recorriendo la película, casi laberínticamente, como si reprodujeran la manera en que se entremezclan sus calles. Scandar Copti y Yaron Shani –ese director con dos cabezas, con la particularidad de que aquí son una árabe y la otra israelí– buscaron que Ajami fuera un espacio donde se expandieran múltiples historias, en tanto coexisten judíos, musulmanes y cristianos. Pero debían condensarse también múltiples sentidos y, sobre todo, múltiples puntos de vista. Policías judíos desaforados, vendedores de droga y palestinos indocumentados son apenas algunos de los personajes que Ajami intersecta con una fluidez y una contundencia narrativa extraordinarias. Alejándose de la idea de víctimas y victimarios, pero también de una presunta comunión que anhela un pacifismo arduo de concretar en la realidad, Ajami muestra –como Waltz with Bashir, como Lebanon– que el conflicto de Medio Oriente dejó de ser un tema para propiciar formas nuevas de contar lo más difícil: el mundo contemporáneo.
Yaron Shani: Nació en Tel Aviv, Israel, en 1973. Se graduó del Departamento de Cine y Televisión de la Universidad de Tel Aviv. Su primera película fue Disphoria (2004).
Scandar Copti: Nació en 1975 y creció en Jaffa, Israel. Formado como ingeniero mecánico, es escritor, director y montajista. Su primer cortometraje fue Truth (2003).
ALAMAR
de Pedro González-Rubio
Con sólo cinco años, el pequeño Natan siente que este viaje con su papá Jorge no es un viaje más, sino el capítulo previo a abandonar la tierra mexicana –paterna– rumbo a la de los orígenes de su mamá –italiana–. Sin embargo, la ruptura familiar del pasado, lejos de convertirse en un nudo traumático, abre una nueva perspectiva para padre e hijo en su trayecto hacia el arrecife de coral de Banco Chinchorro, donde el vínculo entre ellos crece al ritmo del contacto con la naturaleza. Bucear en Alamar, junto a los personajes, nos permite expandir todo un mundo de experiencias que se transmiten o se dejan incorporar; como si esta sorprendente –extática, lírica, oceánica– película de González Rubio siempre tuviera nuevos secretos escondidos para revelarnos, y para hallarlos debiese nadar entre el documental y la ficción. Sin la necesidad de perseguir grandes ballenas imposibles, Alamar prueba que los milagros (cinematográficos) existen.
Pedro González-Rubio: Nacido en 1976 en Bruselas, Bélgica, se graduó en ciencias de la comunicación, y luego en cine en la London Film School. En 2005 codirigió con Carlos Armella el documental Toro Negro, exhibido ese año en el Bafici. Alamar es su primer film en solitario.
BUMMER SUMMER
de Zach Weintraub
Un verano con la vitalidad y el desconcierto de una adolescencia que se acaba, o situada justo en ese momento donde los juegos de la infancia empiezan a ser recuerdos nostálgicos de un pasado idealizado. A sus diecisiete años, Isaac se aleja de la escuela para iniciar una serie de desventuras ínfimas, pero sin rumbo y sin mapa, sellando su amistad con Ben y su novia, Lila. La ópera prima de Zach Weintraub retrata la luz de un verano iniciático, pero sin ningún énfasis, a través de un blanco y negro que logra velar todo el sentimentalismo, pero no sustrae el valor de la emoción de la libertad de semejante experiencia. Weintraub hizo esta película tras salir de Tisch, la misma escuela donde estudió Jarmusch (cuyos rastros pueden verse en Bummer Summer como un punto de partida radical). Y en la acertada herencia de síntesis formal, con una narración de depuración visual, se aleja de todo efectismo dramático y estético del cine estadounidense –incluso de ciertos vicios del panorama independiente actual– para ir al encuentro del desafío de un cine primitivamente revelador.
Zach Weintraub: Nació en la ciudad de Olympia, Estados Unidos. Estudió cine en la Universidad de Nueva York y se graduó con un semestre de anticipación. Bummer Summer es su ópera prima.
CENTROde Sebastián Martínez
Pese a que Buenos Aires es una ciudad estrechamente relacionada con el cine, son más bien escasas las incursiones que la tienen como centro del relato. El subgénero documental denominado “sinfonía”, que intenta capturar la esencia y el ritmo de algunas metrópolis (como ocurrió con Walter Ruttmann y su Berlín, sinfonía de una ciudad o Jean Vigo y su A propósito de Niza, por ejemplo), tiene todavía una deuda pendiente con la fundada por Juan de Garay en 1580. A metros del Obelisco, en una zona delimitada por unas pocas cuadras, es donde se ubica la acción de esta película. El centro de la ciudad es el lugar por el que miles de personas pasan apresuradas todos los días, donde montones de carteles anuncian variados servicios y productos, el que atraviesan silenciosamente las líneas del subterráneo. Es también donde evangelistas, chinos, adolescentes, arbolitos y empresarios inyectan el entorno con una energía única que Centro transmite con cada plano y cada sonido, registrándolos y ordenándolos con la lógica musical de un concierto, uno en el que todos los instrumentos ejecutan su parte con absoluto dominio de sus capacidades.
Sebastián Martínez: Nació en Buenos Aires en 1967. Estudió en la Universidad del Cine de París, y obtuvo un Master en Documental de Creación en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Dirigió los cortos El después (2001) y El reino (2003), y el largometraje París Marsella (2005).
CUCHILLO DE PALOde Renate Costa
La realizadora paraguaya Renate Costa hace en Cuchillo de palo varios retratos: el de su tío Rodolfo; el de su familia (en especial el de su padre); el de la represión del régimen de Alfredo Stroessner hacia los homosexuales; y el del miedo y los prejuicios todavía arraigados en la sociedad paraguaya. Si bien la cineasta aparece y guía las entrevistas, la primera persona es un rasgo de enunciación tenue, enmarcado por el pudor, el respeto y la justa distancia ante la historia de su propia familia. El tío Rodolfo fue alguien que vivió perseguido, encarcelado y reprimido, y fue uno de los gays incluidos en “los 108”, una lista que convirtió hasta al propio número en estigma. Rodolfo, según se cuenta en la película, murió de tristeza. Con singular sensibilidad, concisión y rigor, Costa hace un film político y personal a flor de piel –las entrevistas con su padre Pedro y el relato de un velorio tienen especial impacto– que emociona con las mejores armas.
Renate Costa: Nació en 1981 en Asunción, Paraguay. Estudió dirección y producción audiovisual, y obtuvo un Master en documental de creación. Produjo Cándido López, los campos de batalla (Premio del Público en Bafici ’05) y dirigió Che yvotymi - Mi pequeña flor (1997).
EL AMBULANTEde Eduardo de la Serna, Lucas Marcheggiano, Adriana Yurcovich
Desde hace años Daniel Burmeister lleva a cabo una de las obras más prolíficas del cine argentino. Cargado con un pequeño equipo y a bordo de su destartalado auto, recorre miles de kilómetros ofreciendo de pueblo en pueblo la creación de un film interpretado y realizado con la ayuda de los vecinos de cada localidad a cambio, únicamente, de casa y comida. Títulos como Matemos al tío, Mi amigo el doctor o Terror en la casa abandonada forman parte de su filmografía y de la memoria de miles de habitantes de pequeños pueblos del interior que participan, bajo su dirección, de una experiencia única. Todo el proceso creativo de Burmeister queda registrado por los realizadores de este film, que encuentran el punto de vista y el tono adecuado para contar una historia llena de emoción, contratiempos y situaciones cómicas. La búsqueda de locaciones, la selección de los actores, la puesta de cámara, el montaje y finalmente la exhibición no sólo descubren cómo se hace una película para cualquier espectador neófito (y un nuevo tipo de cine argentino para los conocedores), sino que construyen y revelan la vida y obra de un gran desconocido que resume una pasión por el cine y la vida pocas veces vista.
Eduardo de la Serna: Eduardo de la Serna nació en Buenos Aires en 1958. Dirigió el largometraje El refugio de los caracoles (2005).
Lucas Marcheggiano: Lucas Marcheggiano, nacido en Buenos Aires en 1964, ha dirigido los cortometrajes Loma de burro (1994), Ruta 3, El estanque y 4 a cero (1998).
Adriana Yurcovich: Adriana Yurcovich nació en Santa Fe en 1951, y dirigió los cortometrajes Fin de año (1999), Diferentes (2007) y Un vaso de soda (2009, parte de Historias breves 5), entre otros.
GO GET SOME ROSEMARYde Joshua y Benny Safdie
La herencia cassavetiana debe ser una de las más difíciles de distribuir entre las nuevas generaciones de realizadores norteamericanos. Disputada largamente desde la muerte del director de Faces en 1989, ha pasado de mano en mano sin que nadie lograra hacerse con ella de manera legítima. Los hermanos Safdie se anotan con su segundo film (luego de su ópera prima The Pleasure of Being Robbed, exhibida en la onceava edición del Bafici) un sólido punto a favor en la competencia. Lenny (interpretado por Ronald Bronstein, otro director/actor como los Safdie) es un divorciado, padre de dos niños de ocho años, que lleva una vida tan desordenada como es posible. Durante dos semanas debe hacerse cargo de cuidar por sí solo a sus hijos, de mantener su trabajo como proyectorista en un cine y de no echarlo todo a perder. Pero sus errores e incompetencias, siempre al borde de la crueldad o el desamor, le juegan en contra en el intento por alcanzar algo tan abstracto como lo son la adultez y la responsabilidad paterna.
Joshua Safdie: Nació en 1984 en Nueva York y se graduó de la Universidad de Boston. Dirigió los cortos Lethargy (2002), We’re going to the Zoo (2006) y The Back of Her Head (2007), entre otros. En el Bafici ’09 se proyectó The Pleasure of Being Robbed (2008), su primer largometraje.
Benny Safdie: Nació en Nueva York. En 2001 creó, junto a su hermano y amigos, Red Bucket Films. Dirigió, entre otros cortos, The Acquaintances of a Lonely John (2008), presentado en Cannes. Go Get Some Rosemary es el primer largometraje que codirige con su hermano.
LA BOCCA DEL LUPO de Pietro Marcello
Las fábricas echando humo; los dancings; el viejo cine de género de los ‘50 y ’60; la sirena de un barco; una Génova espectral, nostálgica y verdadera; las voces apasionadas de Mary y Enzo, dos enamorados que graban sus cartas en cintas, de quienes intuimos algún secreto. Pietro Marcello dice que hizo La bocca del lupo para hablar sobre los residuos de un mundo perdido, pero el peso de los sentimientos hace que se vayan apoderando de la película como una enredadera emocional ante la cual es imposible tomar distancia. Todo lo que importa del cine está en La bocca del lupo: el pasado y el presente, el archivo de lo que el mundo pudo ser y la crónica de lo que es, la lucha humana por hacer justicia con sus sentimientos contra todo statu quo, el imposible límite entre lo ficcionado y lo real, el cine como reservorio de memoria y del paso del tiempo, la vuelta a la vida de las imágenes unidas a otras nuevas. Como siempre ocurre con las grandes películas, el dispositivo que pone en marcha Marcello sólo sirve para este film. No hay método, sólo el coraje y el genio de un cineasta llamado a trascender.
Pietro Marcello: Nacido en Caserta, Italia, en 1976, debutó detrás de las cámaras con los cortos Carta y Scampia, en 2003. Su Il Passaggio della linea (2007) recibió una mención especial en la competencia Doc/it del 64º Festival Internacional de Venecia.
LA MUJER SIN PIANO de Javier Rebollo
La noche larga de una depiladora o la misantropía como una de las bellas artes. En su segunda película, Rebollo (Lo que sé de Lola) filma la fuga nocturna de una mujer de algo más de cincuenta años con la vida hecha rutina, un hijo independiente que es apenas una voz intempestiva en el teléfono y un marido taxista que se parece a Mr. Bean. El sentido del humor del film es extraño; puede valerse, por ejemplo, de un ataque de epilepsia para resolver un gag o transformar el deseo de fumar un cigarrillo en una empresa imposible. Un cuarto de película transcurre en un aeropuerto, otro cuarto en la calle, un tercero en bares o lugares públicos para comer de paso. Como en Jarmusch, la nada posmoderna acecha a sujetos vaciados, inexpresivos, lacónicos o mudos. Hay muchos celulares y pocas conversaciones, funcionarios y empleados que actúan como autómatas, gente que goza de facilidades para viajar a cualquier lado y se queda siempre en el mismo sitio. Todo es aséptico, prolijo y mecánico.
Javier Rebollo: Nació en Madrid, España, en 1969. Dirigió los cortometrajes En medio de ninguna parte (1997), Hola, desconocido! (1998), El equipaje abierto (1999), El preciso orden de las cosas (2001) y En camas separadas (2002), todos estrenados en la Semana Internacional de Cine de Valladolid y ganadores de más de un centenar de premios en festivales de todo el mundo. En el 2006 realizó su primer largometraje, Lo que sé de Lola, exhibido en el Bafici ‘07.
LA QUEMADURA
de René Ballesteros
Historia de una ausencia, La quemadura es un film personal desde su tema mismo: la madre del realizador René Ballesteros, que desapareció de su vida veintiséis años atrás. Qué pasó con ella y cómo su suerte afectó a la familia es algo que se irá develando con el transcurrir del film, una mezcla de documental familiar y ensayo sobre los artificios de la memoria. La historia de Margarita es también la de Quimantú, una editorial legendaria surgida de la nacionalización de la empresa Zig Zag por parte del gobierno de la Unidad Popular, y que el gobierno militar haría desaparecer, literalmente, de la faz de la Tierra. Hoy, sus títulos son buscados por coleccionistas en librerías de viejo; son los rastros que René y su hermana encuentran en su intento de reconstruir el pasado que se fue. Pero allí también hay ficción, olvido, ocultamiento: el secreto persiste. La familia que explotó es hoy una utopía, la idealización de un recuerdo, nostalgia de lo que no estuvo allí. Como dice alguien en el film: “Lo pasado, pasado; no se puede dar vuelta atrás a nada.”
René Ballesteros: Nació en Temuco, Chile, en 1975. Tras graduarse como psicólogo, especializado en el trabajo con chicos de la calle, estudió cine en la EICTV de San Antonio de los Baños, Cuba, y en la Universidad de París VIII. Actualmente es residente en Le Fresnoy, estudio nacional de arte contemporáneo francés. Dirigió el corto Las estrellas (2008). La quemadura es su ópera prima.
LES BEAUX GOSSES de Riad Sattouf
El joven de 14 años Hervé (Vincent Lacoste), lleno de granos y hormonas, y su compinche fanático del heavy-metal, Camel (Anthony Sonigo), irrumpen en la pantalla en esta comedia alegremente cruda sobre la entrada a la adultez, dirigida por el historietista francés Riad Sattouf. Cuando Hervé le echa el ojo a Aurore (Alice Trémolière), su hermosa y segura de sí misma compañera de clase, todo su mundo de frustraciones sexuales se pone patas para arriba. Luego está Camel, que vive temeroso de que Hervé debute antes que él, y la entrometida madre soltera de Hervé, a quien le encantaría que su hijo consiga novia… y deje en paz a esa media arrugada que tiene en su mesa de luz. ¿Cómo se dice Supercool en francés? Simplificando, Les Beaux Gosses es una película para todos aquellos que recuerdan las maravillas del primer amor y los horrores de la eyaculación precoz. (Scott Foundas)
Riad Sattouf: Nacido en París, Francia, en 1978, se crió en Medio Oriente. Dibujante y guionista, ha publicado sus historietas en revistas como Charlie-Hebdo y en numerosos volúmenes; entre otros, Manuel du puceau (2003), Ma circoncision (2004) y La vie secrète des jeunes (2007). Les Beaux Gosses es su primer film.
LO QUE MAS QUIERO de Delfina Castagnino
Lo que más quiero es la historia de dos duelos: uno amoroso, de inmediata repercusión y dilución más sencilla; otro más duro, de procesos más lentos y luctuosos. Lo que más quiero es también la historia de una amistad entre dos chicas, sostenida a la distancia y puesta a prueba en la convivencia. Lo que más quiero es la historia de esos dolores, pero –como las películas más sabias– se acerca a su tema de manera oblicua. Porque Lo que más quiero es, en casi todo su metraje, una comedia brillantemente actuada y filmada en sobrios planos secuencia (la conversación sobre un coche entre los personajes de María Villar y Esteban Lamothe, de timing perfecto, es especialmente memorable). Lo que más quiero es también un debut refulgente, de notable seguridad, tanta como para tocar las más variadas emociones; otro plano secuencia, sobre Pilar Gamboa sentada y asumiendo un rol para el que no está preparada, es un prodigio de sensibilidad. Y Lo que más quiero es, además, una película virtuosa y de imágenes de mucha belleza (quizás el sur argentino nunca se haya visto tan bien en el cine). Lo que más quiero es una película hermosa, así de sencillo.
Delfina Castagnino: Nació en Buenos Aires en 1981. Egresada de la Universidad del Cine, trabajó como coordinadora de producción en El amor (Primera parte) (Bafici ’04), como montajista en Los muertos (‘04) y como asistente en Liverpool (‘08), Luego (‘08) y Todos mienten (‘09). Lo que más quiero es su debut como directora.
MAX AND MARY de Adam Elliot
Una nena australiana, tímida y maltratada por el entorno, se hace amiga por correspondencia de un señor gordo, neoyorquino, retraído y con un trastorno mental. Mary and Max cuenta, con alta velocidad y una voz en off de cuento infantil, las vidas de estos personajes mediante el intercambio postal. Pero ésta no es una película para niños, y no solamente porque los paisajes son grises y amarronados (aunque hay detalles especialmente ubicados de colores vivos). En Mary and Max hay enfermedades, miserias varias, alcoholismo, suicidio, soledad, depresión, psicofármacos, abandonos y crueldades. Pero también hay amistad, calidez, ternura y mucho pero mucho humor de todos los colores. Mary and Max, una pequeña joya de la animación en plastilina, moldea –con clara conciencia estilística– su humanismo feroz y su permanente asombro por la vida y por esos sujetos que la viven y que hacen de la escritura y la amistad un refugio contra todos los males posibles. Una película emocionalmente omnívora.
Adam Elliot: Nació en 1972 en Berwick, Australia. Estudió en el Victorian College of the Arts en Melbourne. Su primer trabajo fue el corto Uncle (1996), comienzo de una trilogía completada por Brother (1998) y Cousin (1999). En 2004 ganó un Oscar por el corto Harvie Krumpet (2003).
OS FAMOSOS E OS DUENDES DA MORTE
de Esmir Filho
Alguien que tiene un blog donde hace se llamar “Mr. Tambourine Man” debería ser un fanático de Bob Dylan. Y el adolescente protagonista de Os famosos e os duendes da morte lo es, al punto de planear un viaje casi imposible, como modo de escape, desde su suburbio rural hasta la ciudad brasileña en la que pronto tocará Dylan. Pero, como gran parte de lo que sucede alrededor de ese personaje, el viaje es un plan mental, una ensoñación, algo virtual que lo despega de la soledad de su habitación, y que se parece bastante a ese “I’m Not There” de la película de Todd Haynes (que también orbita en el universo de Dylan). Es que la ópera prima de Esmir Filho traza líneas de fuga que cruzan los tópicos de la cultura adolescente actual (el rock, las drogas y la cibercultura), pero proyectados a un nivel de extrañamiento onírico donde la nostalgia, lo cotidiano, el deseo, la oscuridad, lo mágico, la muerte y lo pop vibran de manera laberíntica. En esa expansiva encrucijada personal, la película aparece como una de las más huérfanas dentro del cine brasileño actual.
Esmir Filho: Nacido en San Pablo, Brasil, se graduó de la Escuela de Cine FAAP en 2004. Dirigió, entre otros, los cortometrajes Ato II Cena 5 (2004), Alguna coisa asim (2006; premios al Mejor Guión en la Semana de la Crítica de Cannes y al Mejor Corto en el Festival de Biarritz), Tapa na pantera (2006) y Saliva (2007). Os famosos e os duendes da morte es su largometraje debut.
PARAISO de Héctor Gálvez
En los márgenes de Lima, un grupo de cinco adolescentes (tres varones y dos chicas), trata de sobrevivir frente a las casi nulas posibilidades sociales que ofrece el presente. Ninguno pierde su capacidad para enfrentar cualquier adversidad, ni para soñar con un cambio que altere su existencia estancada en el barrio pobre Jardines del Paraíso, donde la llegada de un circo es casi un fenómeno impensado. Sin acercarse al miserabilismo, Héctor Gálvez logra que el conflicto de cada personaje tenga un peso muy específico, iluminando zonas distintas de la desesperación, la esperanza, la banalidad y la tragedia de los excluidos. En Paraíso hay mucha firmeza para conseguir un realismo cinematográfico sofisticado y libre, capaz de soportar planos fijos de larga duración con una cámara en mano de pulso documental. Pero también, la película se sacude todos aquellos vicios formalistas y falencias del cine latinoamericano para trazar un relato múltiple pero esencial, que no pierde la dimensión social ni su marco de pertenencia, omnipresente en ese paisaje peruano plenamente cinematográfico.
Héctor Gálvez: Nació en Lima, Perú. Escribió y dirigió cortometrajes en una variedad de géneros y, paralelamente, trabajó para diferentes ONGs produciendo documentales sobre temas de derechos humanos. Paraíso es su primer largometraje de ficción.
de Corneliu Porumboiu
Después del éxito internacional de su ópera prima Bucarest 12:08, Corneliu Porumboiu volvió a ser un favorito de los festivales con Police, Adjective, largometraje que comenzó un largo recorrido en Cannes 2009. Presente casi en cada plano, su personaje principal, Cristi (Dragos Bucur), es un joven policía que pasa los días siguiendo a un estudiante sospechado de fumar marihuana. Desprovista de todo manierismo del policial, la película descompone el género y devuelve a la labor del protagonista el desconcierto, la burocracia y el tedio que viven los policías “de verdad”. Para colmo, Cristi no está seguro de que su tarea tenga sentido, y es consciente de que trabaja como ariete (uno minúsculo, pero una pieza al fin y? al cabo) de un sistema desprovisto del sostén ideológico que tenía en el pasado. Sus pensamientos surgen, a regañadientes, en largas conversaciones con sus superiores donde debe justificar su proceder, a veces en el borde exterior de la legalidad. El título del film viene de uno de esos debates, y refleja la intención de Porumboiu el hecho de que el clímax de la historia provenga de una respuesta oída al pasar mientras los personajes consultan un diccionario.
Corneliu Porumboiu: Nació en 1974 en Vaslui, Rumania. Estudió cine en Bucarest y fue residente de la Cinéfondation de Cannes. Dirigió los cortos Gone with the Wine (2002) y A Trip to the City (2003), y el mediometraje Liviu’s Dream (2003). Con su primer largo, Bucarest 12:08 (2005; Bafici ’06) ganó la Cámara de Oro en Cannes. En 2008 fue miembro del jurado de la Selección Oficial Argentina.
PUTTY HILL de Matt Porterfield
Un joven muere de sobredosis de heroína en Baltimore (el territorio habitual del cine de John Waters). Sus amigos y familia se juntan antes del funeral. Y el tiempo transcurre entre recuerdos, dolores, pasatiempos varios, canciones, miedos y llantos. El duelo social, ese estar con los otros que conocieron al muerto lleva, por un lado, a sanar las heridas mediante el consuelo, y, por otro, a abrirlas aún más ante los recuerdos compartidos. La impactante honestidad emocional de la película de Mathew Porterfield se basa –en parte– en un acercamiento realista y abierto a los personajes en combinación el uso de formas asociadas con el documental, como la entrevista. Esa honestidad permite que esta paradójica película adquiera muchas fortalezas a partir de contar las fragilidades a flor de piel de un duelo colectivo. El escritor uruguayo Mario Levrero decía que “por algo se han inventado” los velorios y los entierros. Lo decía en su libro La novela luminosa, una obra en la que toda luz era inundada por una tristeza inexpugnable. En Putty Hill, en cambio, la tristeza es inundada por la luminosidad del cine, como puede verse en la magnífica y entrañable secuencia del funeral.
Matt Porterfield: Nació en Estados Unidos en 1977. Estudió cine y actualmente da clases de guión y producción en la Johns Hopkins University. Su primer trabajo como director fue Hamilton (2006), escrita y producida por él mismo. Con su segundo guión, Metal Gods (2009), ganó el Panasonic Digital Filmmaking Grand Prize.
RED DRAGONFLIES de Liao Jiekai
Una joven artista regresa a Singapur desde Nueva York. Volver a casa, a viejas amistades, a lugares recorridos. No todo encaja, y los recuerdos y las amistades son raíces y también misterios; y, como tales, inexactos, escurridizos, a veces reveladores y otras meramente desvíos. Dos chicos y una chica –adolescentes– caminan cerca de una vía de tren, por una zona de profusa vegetación, con uniforme colegial; su andar es exploratorio, cargado de miedos, asombros y novedades (sí, hay ecos de Cuenta conmigo de Rob Reiner). Alguien se pierde. En esa pérdida, y en los recuerdos de la mujer adulta, están el desasosiego y las búsquedas, y la posibilidad de encontrarse con el pasado y con la gente que habitó en él. Película de derivas y de una sensibilidad sutil y singular, la ópera prima de Liao Jiekai nos lleva a hablar del siempre difícil de lograr –y hasta de mencionar– cine como poesía, hecho en este caso de suaves conexiones, de yuxtaposiciones, rimas y compases que se sienten libres a la vez que necesarios.
Liao Jiekai: Obtuvo su título de Bachiller en bellas artes en la Escuela de Arte del Instituto de Chicago. Fundó el colectivo artístico de cine y video Half Elephant. Realizó, entre otros, los cortos Clouds in a Shell (2008) y The Inner City (2008). Con el colectivo 13 Little Pictures, escribió y dirigió Red Dragonflies, su primer largometraje.
THE ROBBER de Benjamin Heisenberg
Título Original: Der Räuber
Revelación del último Festival de Berlín, este ejemplar del novísimo cine alemán –pero cuya acción transcurre en Viena– es un film en continuo movimiento. Fiel a su protagonista, un corredor que también es delincuente –o un reo que sacó partido del gimnasio–, Benjamin Heisenberg hace del travelling una misión divina: su cámara sigue a Johann (Andreas Lust) corriendo por pasillos, techos, calles y a campo traviesa una carrera sin respiro cuya meta es la invisibilidad. El ladrón/corredor rehúye el compromiso, esquiva favores y parece empecinado en desafiar a una sociedad que hace todo lo posible por contenerlo. Basado en un personaje real, el Johann de Heisenberg es un obsesivo; un capitán Ahab de su propio martirio, que corre para huir de un destino inevitable, cada vez más cercano, y al cual parece aceptar desde los primeros minutos del film. Aun así, simpatizamos con él y queremos que se salve. En su frialdad sigue siendo un héroe, si bien ese rol está aquí destilado de toda connotación moral: sólo queda su esencia, física y mecánica.
Benjamin Heisenberg: Nació en 1974 en Tubinga, Alemania. Estudió en la Academia de Bellas Artes en Munich y en la Escuela de Cine de esa ciudad. Escribió, dirigió y filmó su primer corto Terremoto en 1996. Fundó la revista de cine Revolver, donde fue publicado por primera vez en Alemania el Dogma 95. Dirigió el largometraje Sleeper (2005).
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